miércoles, 7 de abril de 2010

Jaipur y sus monumentos

La ciudad de Jaipur es la capital del Estado de Rajasthan, en India. Recibe el popular apelativo de "la ciudad rosa" por el color de la arenisca roja con la que se construyeron los edificios de la antigua ciudad amurallada. A diferencia de lo que sucede en las ciudades de la llanura del Ganges, Jaipur posee anchas avenidas y una considerable armonía. Se halla emplazada en el lecho seco de un lago, en un paisaje algo árido, rodeada de ásperas colinas coronadas por fortalezas y murallas almenadas. Hace mucho tiempo que Jaipur desbordó los límites de sus murallas debido a su creciente población, pero conserva aún un ambiente poco masificado y más tranquilo de lo que su gran tamaño y numerosa población pudieran sugerir. En fin, Jaipur es toda una leyenda.

La ciudad debe su nombre, fundación y cuidadoso trazado al Maharaja Jai Singh II (1699-1744), gran astrónomo y guerrero. Sus predecesores habían tenido buenas relaciones con los mogoles, y Jai Singh tuvo gran cuidado de mantener esta alianza. En 1727, con la decadencia del poder mogol, Jai Singh pensó que había llegado el momento de trasladarse desde su reducida fortaleza de las cercanías de Amber a un nuevo emplazamiento en las llanuras. Diseñó una ciudad de seis manzanas rectangulares y rodeada de murallas, tal como se establecía en el Shilpa Shastra, un antiguo tratado hindú sobre arquitectura. En 1728, construyó el importante observatorio de Jaipur, uno de los principales alicientes de la ciudad.
La ciudad antigua está rodeada de forma parcial por una muralla almenada con siete puertas; las más importantes son las de Chandpol, Sanganeri y Ajmeri. La Ciudad Rosa está dividida en rectángulos bien definidos por grandes avenidas de más de 30 metros de anchura. Es un barrio tremendamente pintoresco. Al caer la tarde, los edificios de color rosa y naranja adquieren un mágico resplandor al que sirven de complemento las brillantes vestiduras de los rajastaníes. Las calesas tiradas por camellos, junto con los ubicuos taxis modelo Ambassador y los más modernos auto- móviles y furgonetas Maruti integran un paisaje callejero característico de Jaipur. El punto de referencia más importante de esta parte de la ciudad es el Iswari Minar Swarga Sul, el "minarete que perfora el cielo", próximo a la Tripolia Gate, y que fué construido para que dominara la ciudad. Los bazares más importantes de la ciudad antigua son el Johari Bazaar (alhajas y saris), el Tripolia Bazaar (objetos de latón, tallas y laqueados), el Bapu Bazaar (perfumes y prendas) y el Chandpol Bazaar (baratijas y brazaletes modernos).
En el corazón del casco antiguo, el Palacio de la Ciudad (City Palace) ocupa una amplia área dividida en una serie de patios, jardines y edificios. El muro exterior fue erigido por Jai Singh, pero otras partes son mucho más recientes, algunas de principios de siglo. El palacio actual es una mezcla de arquitectura rajasthani y mogol. El ex maharaja todavía reside en una sección del edificio. El Chandra Mahal, de siete pisos, es el centro del palacio y ofrece hermosas vistas sobre los jardines y la ciudad. En la planta baja y el primer piso del Chandra Mahal se halla el Museo del Maharaja Sawai Man Singh II. Las dependencias están lujosamente conservadas, y el museo posee una extensa colección de arte, alfombras, esmaltes y armas antiguas. Las pinturas incluyen miniaturas de las escuelas rajasthani, mogol y persa. La colección de cañones y espadas se remonta al siglo XV, así como muchas de las ingeniosas y delicadas armas que dieron fama a los guerreros rajput. En la sección textil se enseñan trajes y vestidos de los antiguos maharajaes y maharanis de Jaipur. Otros sitios de interés en el palacio son la Diwan-i-Am, o "Sala de Audiencias Públicas", con sus intrincadas decoraciones y manuscritos en persa y sánscrito, y la Diwan-i-Khas, o "Sala de Audiencias Privadas", con una galería con losas de mármol. Hay también una torre del reloj y el más reciente Mubarak Mahal. En el exterior de los edificios, verá una enorme vasija en la que un maharaja solía llevar agua potable en sus viajes a Inglaterra. Era un hindú tan devoto que era incapaz de consumir agua inglesa.
Adyacente a la entrada al Palacio de la Ciudad se encuentra el observatorio, o Jantar Mantar, cuya construcción fue iniciada por lai Singh en 1728. La pasión de Jai Singh por la astronomía iba mucho más allá que su destreza como guerrero y, antes de proceder a la edificación de éste, mandó a varios eruditos al extranjero para que estudiaran otros observatorios. El de Jaipur es el mayor y el mejor conservado de los cinco que ordenó construir, y fue restaurado en 1901. Los demás están en Delhi (el más antiguo, que data de 1724), Varanasi y Ujjain. El quinto, el observatorio de Muttra, ha desaparecido. A primera vista, Jantar Mantar parece limitado a una curiosa colección de esculturas, pero en realidad, cada construcción tiene un propósito concreto, como la medición de la posición de las estrellas, altitudes y azimuts, o el cálculo de eclipses. El instrumento más asombroso es el reloj de sol, con su gnomon de 30 metros de altura. La sombra que éste proyecta se desplaza a razón de cuatro metros por hora. Es muy exacto, y funciona según la hora local de Jaipur.
Como parte integrante de este conjunto arquitectónico, aunque hoy se visite por separado, se encuentra el Hawa Mahal, o "Palacio de los Vientos", real inspirador del estilo que los productores de Indiana Jones y el Templo Maldito querían para la estética de Palacio de Pankot. Es uno de los principales puntos de referencia de Jaipur, aunque, en realidad, es poco más que una fachada. Este edificio de cinco pisos, que se asoma a la calle principal de la ciudad antigua, es un asombroso ejemplo del arte rajput. La construcción está llena de ventanas de forma semi-octogonal delicadamente talladas en arenisca rosa. El Hawa Mahal fué edificado para hacer posible que las señoras de la Corte pudieran observar la vida cotidiana y las procesiones que tenían lugar en la ciudad. Suba hasta arriba si desea disfrutar de una excelente vista sobre Jaipur. El palacio fue erigido por el maharaja Sawat Pratap Singh, y forma parte del recinto del Palacio de la Ciudad. Existe un pequeño museo arqueológico en el mismo lugar. Pues bien, puede el viajero hoy sentarse en el bordillo de la acera, aunque no se haya limpiado en el último medio siglo, y dejarse atrapar por el espectáculo callejero: tipos bigotudos y orgullosos con sus turbantes, bellísimas mujeres envueltas en telas de colores, barberos callejeros, miles de niños de ojos luminosos, mendigos y santones de toda condición, vehículos movidos por camellos o asnos derrengados, enjambres de bicicletas y triciclos... En fin, la inagotable maravilla visual.

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